Para no Dormir la Siesta

lunes

TOCOPILLA: la telúrica de la porfía

El terremoto de Noviembre de 2007 afectó principalmente a dos poblados de Chile: Maria Elena y Tocopilla. El primero es una oficina salitrera (poblado adjunto a una faena de extracción de salitre y derivados), la última de su estirpe en el planeta. El terremoto fue un aliado estratégico de la empresa SQM que ahora tiene la mejor excusa para desalojar definitivamente a la última generación de habitantes del Desierto de Atacama.
Tocopilla es la ciudad emblemática del desastre. Este último movimiento de las placas terrestres sólo fue una calamidad más de una larga seguidilla de cataclismos políticos, económicos y ecológicos (y todos están interconectados).
Es necesario desempolvar la historia contemporánea de Tocopilla para dimensionar su situación actual, que es mucho más que casas derrumbadas y colas de mujeres esperando alimentos y frazadas. Hay varios denominadores comunes en las desgracias de esta ciudad, uno de ellos es la indiferencia sistemática hacia las problemáticas de Tocopilla. Más allá de que las autoridades asumen posturas mediáticas y la ayuda efectivamente está llegando, siempre han sido respuestas coyunturales.
Los medios de comunicación nacionales dieron la primera señal de esta característica: “MADRID, noviembre 16.- La prensa española publicó que -en un hecho inédito- la televisión chilena dejó de trasmitir imágenes de la zona norte del país, donde 15 mil personas quedaron damnificadas el miércoles por un terremoto grado 7,7 en la escala de Richter. De acuerdo a diario El Mundo, las pantallas de los cinco canales de televisión abierta sacaron de su programación a los pobres y desesperanzados de las localidades de Tocopilla y María Elena, a unos 1.500 kilómetros de Santiago. En su lugar, las estaciones televisivas emitieron historias de la farándula local y amoríos de futbolistas, además de litigios entre padres y vecinos.
Las radios, por su parte, difundieron música romántica y hablaron sobre la visita del cantante español Miguel Bosé a Chile. Sólo los diarios electrónicos mantuvieron la noticia en titulares. El Gobierno elevó a 15 mil el número de damnificados por el terremoto, que dejó dos muertos y 140 heridos.” http://www.hepatitico.blogspot.com/
Hay preguntas que son recurrentes en las opiniones de los que miran el problema de Tocopilla con postura crítica. ¿Qué se necesita para que se declare estado de emergencia?, ¿será porque le significaría al gobierno desembolsar una cantidad significativa de dinero ya comprometida en desaciertos centralistas como el Transantiago?
A las puertas de la Teletón, el mega negocio mejor camuflado de Chile, Tocopilla quedará nuevamente postergado. Más allá de las medidas primarias, las soluciones de fondo, para paliar el evento telúrico, es posible que no lleguen jamás. Así los graves problemas sanitarios que ya emergen, el incremento dramático de la cesantía, el endeudamiento masivo de la población, el cobro de intereses ante la imposibilidad de pago de los tocopillanos, los especuladores inmobiliarios que comprarán los terrenos por centavos, la derivación corrupta de los fondos de ayuda para “otras gestiones oficiales”, el incremento de la marginalidad socioeconómica y el enriquecimiento de los que lucran con las desgracias, no serán titulares de ningún medio periodístico sistémico.
Regresemos al Siglo Veinte para corroborar la tesis del estigma de ciudad golpeada y olvidada. Al igual que otras urbes del Norte de Chile Tocopilla fue testigo y parte del proceso de acumulación de fuerzas del movimiento de los trabajadores. Década tras década, la ciudad acogió a mancomunales, sindicatos, periódicos obreros y otras expresiones de organización popular. Como era de esperar, el apoyo a la Unidad Popular fue masivo y se expresó en una mayoría absoluta en las urnas. Tocopilla no sólo tuvo un presidente de izquierda, también tuvo un alcalde de las mismas características. El golpe de estado de 1973 fue en extremo brutal, dentro de un marco de brutalidad absoluta. No es un mito cuando se dice que cada familia tocopillana tiene un asesinado político, un detenido desaparecido o un exiliado. Las nuevas generaciones no recuerdan que una de sus avenidas principales, donde hoy hay una locomotora como monumento a la industria minera, existía una estatua de cuerpo entero de Luis Emilio Recabarren (uno de los próceres del movimento de los trabajadores chilenos) y que dicha avenida tenía el nombre del dirigente obrero. Aunque este dato, por estos días, es casi una anécdota histórica da cuenta del sentido de clase de la ciudad.
En el gobierno militar fue castigada sistemáticamente con la indiferencia y la represión. Los gobiernos de la Concertación no mejoraron la situación. Cíclicamente, la ciudad enarbola banderas negras como protesta ante falta de empleos y recursos económicos, es una forma de decir que Tocopilla ya está moribunda. La permanente contaminación de Codelco con su planta termoeléctrica le ha regalado uno de los índices más altos de cáncer en la Región y de otras enfermedades asociadas al uso de combustibles de bajo costo. Sus playas más cercanas son de arenas oscuras donde abundan los metales pesados.
Tocopilla no sólo está atrapada contra una elevada cadena montañosa costera, sus habitantes también lo están. Sólo algunos privilegiados pueden acceder a estudios superiores. Sólo los hijos de los trabajadores de la empresa Codelco tienen acceso a recursos directos para la formación académica. Para la gran mayoría queda la posibilidad de subempleos a través de empresas contratistas y de servicios asociados a la minería. La deserción escolar es alta y los espacios de emprendimiento están definidos por los intereses de las compañías mineras y de la clase política local.
Este panorama no es diferente al de muchas ciudades del país. Calamidades ocultas tras un estilo de vida impuesto por el neoliberalismo, escenarios de cartón y materiales desechables donde se exacerba el consumismo y un desarrollo esquizofrénico. Pero la particularidad de Tocopilla es que existe en un lugar del planeta donde la vida es imposible. Se desarrolló sólo por los intereses industriales y la porfía de sus habitantes. Ahora es una ciudad que el sistema desechó, no sólo porque ya no es un espacio productivo significativo, sino porque tuvo la dignidad histórica de establecerse como un conato de lucha social. De eso, hoy queda la rebeldía y el arraigo de los tocopillanos que establecen sus necesidades y anhelos en sobrevivir; desde los requerimientos económicos básicos y también desde una dimensión cultural, es decir, desde la defensa de su identidad y de su historia. Tocopilla existe solamente porque existen tocopillanos.

martes

LECTURA OBLIGADA PARA LA INTELIGENCIA DEL ESTADO DE CHILE Y OTRAS UNIDADES IGUAL DE POCO INTELIGENTES

Dense con una piedra en el pecho (o en los dientes mejor) porque este es uno de los pocos sitios que les dedican un espacio, sacándolos de su anonimato tedioso y de su condición de analistas de medio pelo y agentes secretos tercer mundistas.
Sabemos que en algún momento leerán este humilde pero sincero mensaje. Queremos decirles que ante cualquier duda sólo tienen que consultar a nuestro correo electrónico. Por favor, no sean mala leche; no bloqueen este blog ni nos manden virus, troyanos u otras pestes informáticas.
Tenemos absoluta claridad de que su trabajo consiste en, además de andar robando computadores de algunos colectivos culturales, saber qué hacen, cuántos son, quiénes son; perfiles, vinculaciones, redes, financiamientos y bla, bla, bla, de agrupaciones como la nuestra... después de un tiempo, y en la medida de que se vean afectados los intereses de los que les pagan el sueldo... se dejarán caer. Ya sea a la antigua; con cuática y alevosía o de acuerdo a los nuevos tiempos; achacándonos con fraudes financieros, vinculaciones con el Narcotráfico o grupos musulmanes. Es muy probable, también, que nos asesinen sociolaboralmente y seamos parte de las eternas listas negras se circulan entre los grupos de poder y sus esbirros (linda palabrita, ¿no?). Sabemos que es su trabajo. Estamos al corriente que ustedes no se ensucian las manos con menesteres de poca monta como interrogatorios, torturas o desapariciones. Para eso están los aparatos militares que ustedes sabiamente cada tanto nutren de información y “trabajillos”.
¿Alguna vez, allá por los años ochenta, pasó por sus mentes de púberes tirapiedras que estarían, en un par de décadas en el futuro, cumpliendo las mismas funciones que la CNI? ¿Se imaginaron que tendrían que “sapear” a sus antiguos compañeros? No es un secreto que muchos de ustedes -analistas y agentes de seguridad- ¿fueron? Alguna vez redomados izquierdistas. Por algún tipo de travestismo ideológico, dolencia en su autoestima o por no tener el carisma para alguna diputación o seremía, optaron por no quedar fuera del reparto del botín oficialista y se instalaron desde la ventanita que les abrió el gobierno. Es muy probable que, simplemente, les quedó gustando la clandestinidad pero dolidos y traicionados por “La Alegría”, no tuvieron los cojones para seguir en la pelea... y ahora tienen sueldos y una jubilación asegurada. Nuestra intensión no es insultarnos ni apelar a su consciencia sicaria, pero dennos el espacio para tirarles las orejas virtualmente. Al final ustedes tienen todos los recursos y nosotros... nosotros nos quedamos pegados sin saber, quizás, hacer otra cosa que no sea revolver el gallinero.
Queremos contarles, como una gran paradoja, que todo lo que hacemos, cultural y políticamente, sirve para construir civilidad y desarrollar, desde las bases, personas con mayor capacidad de gestión y autodeterminación... sin remuneraciones hacemos el trabajo que tanto vocifera el sistema en lo referido a la equidad social.
Para finalizar esta misiva, los invitamos a disfrutar de este blog; pueden recorrerlo con libertad y opinar sobre los contenidos (nada de sobresalientes, por lo demás). No nos manden pornografía. Envíennos -si pueden- cahuines y pelambres de las sabrosuras que ocurren “dentro de palacio”. Como dato académico; existen becas para especializarse en contrainteligencia virtual y combate al ecoterrorismo, además de conocer la sociología de los “colectivos y agrupaciones culturales”. Sólo deben contactarse con sus jefaturas para que los postulen a los fondos de intercambio del FBI. Si desean conocer en profundidad la psicología del darse vuelta la chaqueta, hagan entrevistas en profundidad a la Fanny Pollarolo, al Wastavino, al Carmona o a todos los Socialistas que están apernados en sus puestos... por supuesto que es válido también realizar regresiones entre ustedes mismos. Cuando su jefa los felicite por su trabajo en defensa de la patria, pregúntenle –disimuladamente- si se acuerda de los tiempos cuando era la encargada de las clínicas clandestinas que atendían a los combatientes del FPMR.
Un abrazo... no tan fraterno.

jueves

LAS DIMENSIONES DE LA LUCHA CONTRA EL NEOLIBERALISMO

La imagen es evocadora; la valentía de las nuevas generaciones, tal vez alguien "que no tiene nada más que perder". Otros podrán especular con la imposibilidad de infringir derrotas efectivas al poderio más brutal del sistema.
Independientemente de las connotaciones (optimistas o pesimistas), lo concreto es que el sistema neoliberal no escatima fuerzas para ejercer y mantener su dominio pero también existen personas dispuestas a enfrentar ese poderío, ese es el principio de los procesos de liberación y a eso hay que atenernos.

lunes

CIEN AÑOS DE IMPUNIDAD

Para que los hechos históricos trascendentes pierdan el sentido de cambio social y sus actores se conviertan en personajes de historietas, es que la ideología global imperante usa dos técnicas clásicas: miente u omite hasta que el hecho desaparezca de la memoria colectiva, o los convierte en íconos comerciales. Así Ernesto Che Guevara hoy es camisetas impresas, afiches neorebeldes e inspiración Light para la locura altruista. Lejos de eso, el legado de Guevara es una propuesta concreta, con desarrollo intelectual para el cambio futuro. Así también para algunos las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo son turismo político, fotografiadas por los viajeros que admiran la perseverancia de esas señoras que no creen en el olvido, y no como la lucha permanente contra la impunidad de los poderosos.
Mario Bennedetti acuñó un título de novela: “El olvido está lleno de memoria”... oración que gana mucha fuerza y sentido cuando se escarba en la memoria de los pueblos, gesto alejado absolutamente del rencor (ese que impide seguir avanzando), sino lo contrario; es la lección elemental para que nuestra construcción del cambio definitivo tenga, parafraseando a un constructor civil, “bases sólidas”.
En Latinoamérica la clase históricamente dominante utiliza el exterminio sistemático, individual y colectivo, de los que se constituyen como agentes de cambios y con el exterminio instalan la necesaria dosis de amnesia. Ejemplos sobran; actos macabros y sutiles como la esterilización masiva y engañosa de los habitantes originarios del Amazonas o explícitas y aberrantes como el asesinato selectivos de activistas, invasiones armadas o matanzas colectivas. De esto último Chile tiene un trágico récord: homicidios colectivos de obreros durante el siglo XVIII y XIX, que la historia oficial se ha encargado de ocultar, minimizar o descontextualizar. Aquí no hablamos de enfrentamientos entre soldados y trabajadores armados... damos cuenta del exterminio unilateral sin miramientos por parte de las Fuerzas Armadas, brazo largo y mortal de los dueños del capital.
El 21 de diciembre de 2007, se cumplen cien años de la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique.
Terminaba 1907, cuando las condiciones laborales de los trabajadores de la industria del salitre superaron la paciencia de los hombres y mujeres acantonados en el Desierto de Atacama. Se declara la Huelga General el 16 de diciembre. En un gesto pocas veces visto personas en masa cruzan a pie el desierto para llegar a la costa, hasta el puerto de Iquique para que las autoridades chilenas intercedieran ante los dueños extranjeros de las empresas salitreras que les imponían regímenes de trabajo inhumano. Cuando los trabajadores vieron llegar los barcos de guerra con soldados los fueron a recibir con vítores y aplausos... las Fuerzas Armadas venían a proteger a su pueblo. El desenlace es paradójicamente trágico.
El material audiovisual que está a continuación, explica el proceso e invita a escarbar en el olvido para recuperar la memoria.

martes

VIDEO DOCUMENTAL: "El fantasma de la guerra"

La lucha contra el gobierno norteamericano, la política internacional de su Estado y la abolición del actual orden global es una tarea prioritaria.
Parte del pueblo estadounidense, también lucha contra el imperialismo... gesto a tomar en cuenta para no confundir al enemigo.
El documental que se muestra a continuación es un documento que aporta al termino de la ignorancia institucionalizada de nuestros pueblos.
El material que se expone a continuación es de la Agencia Popular Alternativa APORREA. www.aporrea.org

jueves

BUSH; LA ARROGANCIA GRINGA EN SUDAMERICA

Bush, por estos días, se pasea por Sudamérica. Para la foto se muestra cordial y "democrático" con sus pares presidentes. Pero no son visitas protocolares ni de buena voluntad. El dueño del fundo viene a exigir fidelidad y apoyo público a su cruzada contra el mundo árabe y, principalmente, a cerrar el cerco a los "rebeldes sudacas": Morales y Chávez y, de paso asegurar su reserva energénica: el incremento de las exportaciones de cereales para producir biocombustible y continuar con la campaña de matanzas y robo en Irak y asegurar sus reservas de minerales, principalmente oro, petroleo y cobre. Esto último ya lo consiguió con la venia absoluta del gobierno chileno que entregó Pascua Lama para que la empresa Barrick (de la que es dueño Bush padre) explote unos glaciares en la tercera región de Copiapó, en Chile, con todo el daño irreversible que esto significa.
Recordemos que el gobierno de EE.UU, en complicidad con los dueños de las principales transnacionales decidieron, el comienzo de su desesperada escalada mundial para afianzar el imperio con la caida de la Torres Gemelas; autoatentado o omisión adrede y escandalosa, fue el hito que pretende justificar su nuevo "paso por el mundo" a recoger las riquezas que consideran suyas.
El 11 de septiembre es una fecha emblemática de la arrogancia y el poder norteamericano, en 1973 Chile y en 2001 en su propio territorio; asegurando la continuidad de la ignoracia institucionalizada de su propio pueblo e instalar los nuevos parametros ideológicos del dominio global.
Sudamérica y sus gobernantes responderán al mandato gringo de acuerdo a los intereses que representan en realidad... le moleste a quien le moleste, Lula, Kirshner, Bachelet y Vásquez, se mueven en el péndulo de la socialdemocracia, temerosos y poco confiables... Chávez y Morales con los interes populares por delante pero con una conspiración interna que los delibilita sistemáticamente.
El pueblo norteamericano tiene un deber histórico, recuperar su espíritu revolucionario de su proceso de independencia y comenzar a minar sistemáticamente a su gobierno pare redefinir el mapa mundial en forma horizontal e igualitaria... difícil labor pero absolutamente prioritaria para terminar con el dominio de las transnacionales.
El video que se muestra a continuación es un recordatorio del comienzo de esta escalada planetaria.
La mano viene dura para Latinoamérica, hay que convertir las reivindicaciones populares en plataformas tranversales del nuevo orden que debe darse en nuestros territorios y desarrollar la integración continental pero no desde los espacios oficiales o iniciativas gubernamentales. Todas las organizaciones revolucionarias y de trasnformación social deben constituirse como redes de apoyo y desarrollo orgánico. Pero ya no será como antes; con discursos, congresos o eventos publicos, debe ser desde el accionar silencioso y sistemático... siempre preparados para defender lo obtenido en cualquier plano, pero sin caer en el facilismo político de lanzarse contra el "enemigo" a sangre y fuego para conquistar el poder definitivo. Con astucia, valentía y sobretodo con inteligencia hay que construir marginalmente y aprender de los errores históricos.
El video que viene a continuación refleja la urgencia histórica.

martes

QUILLAGUA, EL OASIS TERMINAL

Quillagua es un punto verde ínfimo en la inmensidad del Desierto de Atacama. Es el prodigio del Río Loa; hoy practicamente extinto por la contaminación sistemática de Codelco Norte y la desidia de algunos pobladores del desierto. Quillagua fue el punto donde caravaneros, viajeros y los habitantes del desierto confluían para abastecerse de agua y forraje. La naturaleza quiso que Quillagua fuera la paradoja del Atacama; un microclima lleno de vida en el punto de más alta radiación solar y sequedad del planeta.
Hoy Quillagua agoniza, lento y sin retorno. En el Oasis existe un poblado del mismo nombre donde habitan no más de 50 personas. Sin embargo, cada 29 de septiembre, el pueblo revive en una fiesta en honor a San Miguel. Durante dos días todos los habitantes que emigraron del pueblo regresan con sus familias a bailarle al Santo y a recordar los tiempos de Gloria de Quillagua.

lunes

Q.E.P.N.D

Se apagó Augusto José Ramón Pinochet Ugarte. No falleció en un desconocido intento de ajusticiamiento en el Norte de Chile a mediados de la década de los 80, en el siglo pasado. Tampoco murió en la emboscada de la cuesta del Melocotón en 1986. No se extinguió en una cárcel condenado por genocidio o malversación de fondos públicos. No sucumbió a la ignorancia ni a la desidia o a la cobardía. Expiró en un hospital, conectado a un montón de máquinas, rodeado de familiares y seres que lo querían.
La prensa nacional no escatimó oficio en emitir clichés conmemorativos y frases para la posteridad: “más allá de los detractores y de quienes lo apoyaban, la muerte del general en retiro marca un hito histórico” (¡que esfuerzo intelectual hubo en esa máxima!), “hoy comienza una nueva era en nuestro país”... y así sumaron.
En Santiago (entiéndase en Chile) una cantidad no menor de ciudadanos hacía guardia con pabellones a media hasta en el frontis del hospital Militar. En la Plaza Italia, otros tantos saltaban en un jolgorio de cerveza y banderas por la muerte del dictador. Mientras se escribe esta escueta –y casi íntima- crónica, los matutinos tienen listos sus obvios titulares, los canales de televisión ya anuncian sendos reportajes sobre la vida de general en retiro. Se vienen los funerales pomposos y la discusión sobre dónde se instalará la estatua del personaje histórico, porque en esta democracia equitativa y de apertura ideológica, estos son los temas de transcendencia para el desarrollo de Chile.
Quiero pedir disculpas porque lo que viene a continuación; son reflexiones auto referenciales... y serán así porque, ante la rareza que significa vivir en este país, no me atrevo a generalizar sobre este hecho.
El 10 de diciembre de 2006 la noticia me sorprendió en la celebración de fin de año del curso de mi hija... tenía un vaso en la mano y una empanada en la otra. No me causó ningún efecto, de verdad, esa información. De inmediato pensé en la cantidad de personas que esperaba que no se instalara la impunidad como institución nacional, pero fue la muerte la que impuso ese criterio. Pensé en Sola Sierra que se murió primero, en la Gladys Marín... también de inmediato pensé en mi compañera que justo en esos momento cruzaba la Cordillera con rumbo a Argentina a concursar para obtener un cupo en una orquesta sinfónica y así poder emigrar todos a buscar una vida más digna como ciudadanos. Esa imagen me hizo pensar que, cuando Pinochet nació a la vida pública con el golpe de estado, muchos debieron cruzar la Cordillera a buscar refugio y una mejor existencia... ahora que se muere la situación es paradojalmente circular. Las imágenes televisivas de los que celebraban me recordaron cuando ganó el No. La gente pensaba que triunfando en el plesbicito se acaba la dictadura y con ella el régimen económico, y se terminarían las privatizaciones, y mejoraría la educación... y en ese contexto era que abrazan a la policía que poco tiempo antes los apaleaba, y la clase política se abrazaba porque había triunfado la democracia y ahora si que seríamos felices. ¿qué nos pasa a los chilenos que no aprendemos un carajo de la historia?
Al terminar la fiesta nos encontramos, con mi hija, con un domingo más, pero con un silencio esta vez más parecido a la vergüenza que a la modorra.
La muerte se llevo a un viejito que se creía salvador de la patria, pero que no era más que un genocida y estafador. La muerte se encargo de restregarle en el rostro al poder judicial su inoperancia, la muerte se encargó de develar la mediocridad del periodismo chileno... la clase política se encargará de darle su justo sitial al militar que fue el instrumento de los verdaderos poderosos para instalar un modelo incuestionable, hoy, por casi todos.
Me comí la empanada y terminé mi vaso pensando, finalmente, en los ciudadanos anónimos que, hoy vivos o muertos, se enfrentaron como hombres y mujeres libres a la maquinaria militar del neoliberalismo. A los que se enfrentan y seguirán haciéndolo... para ellos mi salud... ¡Salud!

LOS GOLPES DEL PERIODISMO Y LOS PAJARITOS NARRATIVOS

Dedicado con afecto a todos los estudiantes de periodismo que no deberían serlo.

Un alumno de periodismo alguna vez expresó: “mi fuerte no es escribir” (nerviosa criatura de dios).
Algunos periodistas de alma bufónica animan las tertulias mañaneras de los programas matinales de la televisión, otros ofician de teloneros catetes de partidos de fútbol y amistosas reporteras de la adulación muestran sus caderas forradas en intensas entradas de cámara explicando la importancia de amarrar el pareo con un doble nudo. Desde la seriedad de las salas de redacción y emisiones al aire, se lanzan a la atmósfera mensajes de la siguiente factura: “su punto álgido alcanzaron las fuerzas vivas de la ciudad... nada más y nada menos que la defensa de las víctimas inocentes...”
la verdad subjetiva e irrestricta debe ser el objetivo primario... pero la verdad... la verdad... es que la función periodística recibió un garrotazo justo en uno de los parietales, allá en alguna década perdida del siglo veinte. Y cuando caía de bruces le dieron, para rematarla, justo en la mollera con una bolsa de gato[1]. Ese incidente separó definitivamente al periodismo del trabajo intelectual, de ser un referente en el àmbito de las ciencias sociales. Perdió lo fundamental, trabajar como mediador social para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y se convirtió en un engendro de dos cabezas, donde una apela a su condición de víctima y coquetea con la farándula y la otra se colude con el empresariado de las comunicaciones; depredadores de criterios y pedofílicos culturales.
Claro que existe periodismo serio, investigador y comprometido (periodismo serio, investigador y comprometido deberían ser conceptos redundantes), pero es cada vez más localizado y aislado. Ya es casi la excepción que confirma la regla. No se investiga ni se denuncia a la clase gobernante porque jamás se muerde la mano que da de comer, versa la creencia.
Podemos crear un mamotreto para expresar las funciones y cualidades, desde el deber ser, de los y las periodista y llenarlo de buenas intenciones. Es estéril abanderar esta propuesta desde el rango ético. Puede ser más concreto develar las habilidades profesionales que, podría-debería, lucir un periodista.
Lo obvio es que un periodista debe construir toda su gestión desde el lenguaje. Dominar los formatos y los recursos mediales para desarrollar el lenguaje como una herramienta de cambio social desde un quehacer metodológico que otorgue a su gestión credibilidad y rango intelectual (esto no tiene relación con gestos academicistas o hermetismos lingüísticos).
La contextualización de las abstracciones, narrarle el mundo al mundo, describir lo que uno ve a alguien que no lo ve, eso es, en definitiva, el génesis del gesto reflexivo y crítico. El uso profesional del lenguaje no es una seña intelectual opcional, es una obligación ineludible.
Cuando un periodista comienza a poner sus patitas en la literatura y lo hace con dignidad, le agrega a su obligación el goce estético del lenguaje, el afinamiento en la capacidad narrativa. Adquiere la capacidad de atrapar al lector por voluntad propia más allá de la contingencia noticiosa. Algunos podrán decir que escribir sobre fábulas, invenciones o anécdotas trastocadas no es función periodística pero nadie escribe sobre la mentira, siempre se escribe sobre lo vivido; aunque este algo velado, protegido o recontextualizada.
Un tipo de periodismo puede instalarse, sin permiso, en los géneros literarios, claro está; como un descendiente ilegítimo que debe asumir la discriminación de su condición.
El escribir es una deliciosa obligación, el pensar es un derecho, el periodismo de verdad es una actitud (más que una pasión es un sentimiento, diría la frustración futbolera)... por ahora es un acto de fe esperar que a la profesión se le diluya el coágulo en el cerebro y se recupere de la golpiza que aún le duele a toda la población.
[1] Se denomina bolsa de gato, de acuerdo a los criterios del hampa, a golpear en la cabeza a un individuo o individua con, efectivamente, una bolsa de material resistente que este rellena de diversos objetos lo suficientemente contundentes y peligrosos para causar un daño neuronal permanente, como: piedras filudas, ladrillos, neoliberalismo caníbal, vidrio molido, gobiernos militares, cadenas y promesas electorales.

miércoles

BOTO AL DEVOTO: la necesaria reflexión a destiempo

Nada más ensordecedor que el silencio de los carteles de una campaña electoral. Rostros casi perfectos de una clase de humanos autodefinidos como sensibles ante la problemática de la miseria. No existe mejor alianza medial que una pulcra gigantografía de colores sociológicamente estudiados, maquillaje imperceptible y gestos de sanidad y buenaventura sobre una casita hecha de parches, con ventanas sin cristales y con vista a un arenal. Esa es una coalición consumada que vocifera y chilla, imposibilitando escuchar los mensajes velados de una cancioncita exitista que promueve, con melodía cliché, la ignorancia llena de esperanzas plásticas y la prolongación del poder de los elegidos a papel.
El descarte es por obviedad. Ante el analfabetismo cultural-identitario y la manipulación histórica; los bellos tienen ventajas ante los feos, los rubios ante los cabezas negras, la retórica ante la coherencia y la promesa ante la idea. Desde la parsimonia estudiada de las estrategias electorales no es tan difícil observar la desesperación por el voto; papelito mágico que resume la participación ciudadana, única expresión malentendida de una democracia malintencionada.
Más allá de la legitimación casi universal del acto de sumar y restar votos, en Chile se produce una exacerbación enfermiza. En este país nos enseñaron que una rayita trazada con lápiz de grafito resume todas las broncas y los anhelos ciudadanos. Con apenas una muesca dibujada, la masa etérea y sobreexcitada, delega el poder político y la responsabilidad -sin derecho a devolución- al grupo minoritario de habitantes autodefinidos como dirigentes y caudillos. La clase política se constituye, no como los guardianes de los requerimientos colectivos, sino como los celosos administradores de los verdaderos gobernantes. La clase política se intercambia las dádivas que reparten los que tienen el poder económico, una especie casi extraterrena que definen los sueños colectivos y prefabricados además de las directrices continentales para que todos los prescindibles vivan su alegría hedonista y participen de una existencia pragmática y feliz. Todos nosotros; para los que el poder es virtual (apenas un puñado de varios millones de mujeres y hombres), nos constituimos como los actores secundarios y extras de una saga extraña, carnavalesca y oscura; con un guión inamovible e incuestionable.
Después de 1989, definitivamente, algo no cuajó. La mediocre y todopoderosa mass media miliquera fue arrollada, simplemente arrasada, por un lenguaje fiestero-mediático. El panfleto audaz y anónimo, el papelógrafo callejero, el boleto de micro que ocultaba las cuentas políticas se licuaron para mutar en un voto esquizofrénico que pretendía definir un antes y un después, un impune borrón y cuenta nueva. De las urnas emergió el antídoto de siete colores que fue irrigado con la venia eclesiástica y el salvoconducto de las transnacionales. Un generoso número de los autodenominados “conscientes” agarraron sus pilchas colorinches y se sumaron al jolgorio susurrándole al oído, a los recién estrenados concertacionistas, sus dones y gracias. Los pajarones se amurraron y se fueron para su casa. Los menos apretaron los dientes, se trataron de reagrupar mientras observaban como ese Pueblo; el que vencía en las canciones y en los mitos, ensanchaba las grandes alamedas poniéndose a la fila para recibir sus tarjetas de créditos y sus deudas de consumo de por vida.
Vamos para treinta años de modernidad e ignorancia; somos una masa ¿ciudadana? Leve y emborrachada. Eso sí, nos ganamos el derecho a la displicencia, a la cabronería doméstica y al pragmatismo de la existencia lineal y predecible. El contrato que firmamos es sencillo e irreversible: podremos oler el desarrollo y sentirnos pobladores del mundo, consumiendo tecnología desfasada, con amplios salvoconductos para vitrinear absolutamente todo el embrutecimiento manufacturado y, eventualmente, adquirir alguna chuchería disfrazada de elemento imprescindible. A cambio metimos en un tambor con agua -hasta el ahogamiento- a las organizaciones sindicales, movimientos sociales de base, el desarrollo educacional para la vida y la identidad que define nuestra pertenencia. Asumimos con responsabilidad la tarea colonialista de continuar desplazando a las comunidades originarias. Nuestra cultura se polarizó: lo aceptado y respetado es parecer gringo anglosajón, postmoderno, exitoso y políticamente correcto (entiéndase descomprometido y muñequero). Lo repudiado y vilipendiado es ser apachamamado o amapuchado, creyente de los procesos sociales y políticamente comprometido (entiéndase como la coherencia entre la acción y el discurso).
La generación mutilada, la que fue arrasada en el setenta y tres, no tiene vuelta, no aprendió, el golpe fue directo a su cabeza; quedaron tontos de verdad o las vivencias se les escaparon por la boca pudriéndoseles a los pies. Es una generación que conoce lo que paso, lo que pudo ser y no fue y se queda inerte frente a la depredación que los carcome.
La generación desperdiciada, la que fue procreada en los toques de queda y creció escuchando la segunda estrofa de la canción nacional, se llenó de desconfianza. Fue pasto del modelo en toda su expresión o se convirtió en material útil de grandes causas convertidas en frasecitas combativas y de la incapacidad histórica que derivó en cobardía y acomodamiento.
La generación que entiende la mutilación nacional como un dato histórico absolutamente desconectado de la memoria colectiva, es la generación que podría tener alguna injerencia en los imprescindibles cambios futuros; una descendencia que es acusada de lesa e individualista pero que tiene algo a favor, por intuición más que por conocimiento desconfía de la clase política; casta constituida –hoy- por los que hicieron fracasar con su desenfreno irresponsable el proyecto popular en la década de los setenta, y cuyo recambio es de peor calaña: son los que conocieron la lucha de resistencia en forma periférica y promueven el estatus a través de un discurso socialmente renovado; revuelven los procesos desde el marco legal y acusan de irresponsables y exaltados a los que se movilizan y develan las contradicciones de esta democracia; castigando al trabajador comprometido a la muerte sociolaboral, castigando al ciudadano que denuncia con la censura y la ridiculez. Ejemplos sobran: quién presiona por el derecho a la vivienda se les “marca” para negárseles el subsidio, quién se sindicaliza queda sin trabajo, quién no se suma a la mafia de los empleos públicos y los cargos políticos es condenado a sobrevivir en el borde del sistema.
La generación que repudia lo que ve, debe reentender el contexto nacional, debe sacudirse toda la información que ha recibido hasta ahora y volver a mirar. Requiere desinfectarse de la cultura impuesta; despreciar las recetas, las orgánicas y los modelos de los que se autodefinen revolucionarios y convierten su quehacer en rutinas religiosas y patéticas. Esta generación tiene que aprender a no convertir sus logros y héroes en epopeyas y seres míticos. No debe cometer el error de transformar a sus muertos en postales de lástima ni sus dolores en canciones lastimosas que se integran al cotidiano nacional perdiendo su sentido al pasar a ser piezas del turismo político. Esta generación debe poner el contador en cero. No debe ser devoto del voto como expresión máxima de lo que consideramos vivir en democracia (es decir, sobrevivir en la no participación).
Hay que reconstituirse desde la verdadera autogestión, asumirnos como nación en una dimensión real no narcisista. Que el resultado de tanta política social licitada no signifique acabar con la miseria económica a costo de incrementar la miseria humana; indigencia que vive cómodamente en una casita patronal ecológica o en una casucha con parabólica y adornada con carteles electorales que llamen a la libertad y al progreso... da igual.